Matt Bird siempre supo que quería ser estrella porno. Antes de comenzar en el negocio, trabajó como empleado en una tienda de videos para adultos, alquilando películas a todos los pervertidos como nosotros que amamos ver. Admite que quedó impresionado por la cantidad de mujeres que venían a comprar y alquilar todo tipo de escenas. Las fantasías de esas chicas yendo a casa para tocarse lo excitaban salvajemente por todos esos extraños lujuriosos. Un día, un cliente le pasó una tarjeta de presentación de un cazatalentos de la industria, diciéndole que tenía justo el aspecto robusto y la figura atlética para triunfar como talento masculino.