Stella Luxx, Goldey – La Terapeuta Sexual no Puede Resistirse a un Gran Pene

Duración: 2:22 Vistas: 343 Agregado: 4 meses atrás
Descripción: Trabajar como terapeuta puede ser muy duro. Tienes que escuchar los problemas de la gente todo el día y ayudarles a ordenar sus vidas. Por no hablar de todos los desviados sexuales que se meten ahí con papeles ordenados por el tribunal que tienes que rellenar para los agentes de la condicional. Tomemos este caso, por ejemplo, en el que trabaja Stella Luxx. Conoce a Goldey. Habitual participante de sexo al azar que resulta estar casado. También es un masturbador crónico. Stella le ha dado a Goldey algunos ejercicios con los que trabajar para contener sus impulsos sexuales. Tareas tan sencillas como contar hasta diez cuando siente la necesidad de masturbarse en público. Cuando cuenta la historia de cómo fue capaz de mantener su libido bajo control el pasado fin de semana con un momento especialmente excitante, se excita al recordar lo sucedido. Su polla no tarda en salir y sacudirse en su mano. Stella, como cualquier nena cachonda, está por supuesto enamorada de la gran polla mágica que acaba de honrar su presencia. Ella también es arrastrada a la historia y se queda mirando la enorme polla hinchada con hambre. No puede contenerse y pregunta si se la puede chupar. ¿Una chupada? Más bien una inhalación, ya que esta zorra se traga la serpiente del pantalón como una rana a un escarabajo. Ella babea arriba y abajo saboreando cada pulgada de ese manpole. Ahora es su coño el que habla y grita "Aliméntame. Aliméntame". Maldición, ese coño debe ser alimentado. Especialmente un pequeño receptor de penes tan lindo como esta nena. Necesita un buen azote de lengua. El juego comienza cuando él desliza ese bombardero de ébano hasta el fondo de sus paredes apretadas. Este es un coño de perra A-1. Es hora de subir la temperatura y el mojo está volando. Él tiene la acción de la cadera sacudida en golpear ese coño hasta profundo y de lado. No hay un centímetro de ese coño que no sea desgarrado y a Stella le encanta. Los orgasmos salen de su boca uno tras otro. Es hora de temblar el coño. Y justo cuando crees que esta rubiecita va a rendirse, nuestro héroe la revienta por toda la cara con una penúltima descarga de semen salado.